Moros y Cristianos de Crevillent

Las Fiestas de Moros y Cristianos de Crevillent, en honor a San Francisco de Asís, fueron declaradas Fiesta de Interés Turístico Internacional en 2017. Su origen histórico se remonta a los hechos ocurridos en esta región en 1265.

Los habitantes musulmanes de Crevillent, liderados por Ra'is Ben Hud, se habían convertido en súbditos de la corona castellana manteniendo sus propias leyes y costumbres. Tras estallar una gran revuelta en la frontera entre Castilla y Aragón, el rey castellano Alfonso X ordenó renovar los juramentos de homenaje; una exigencia que fue recibida muy negativamente por las autoridades musulmanas de Crevillent que habían permanecido leales a Castilla.

La Asociación de Fiestas de Moros y Cristianos "San Francisco de Asís" es la entidad encargada de organizar estas fiestas. Incluye seis filas moras y seis filas cristianas que componen la fiesta. Hay doce reinas, una por fila, y dos capitanes, uno moro y otro cristiano, que dirigen cada uno de los bandos.

Estas filas son las principales protagonistas de la fiesta. No hay vencedores ni vencidos, sino que prevalecen los sentimientos de convivencia y respeto mutuo de ambas civilizaciones. Los actos más importantes comienzan el viernes 6 de octubre con la Entrada Infantil. Por la noche, en la Plaza de la Constitución, se puede presenciar un tipo de actuación a cargo del embajador castellano conocido como la Embajada de Ra'is, el señor moro de Crevillent.

Las Entradas de Moros y Cristianos tienen lugar el sábado 7 y el domingo 8. Por la mañana, las calles se inundan de alegres desfiles. Por la tarde, las filas moras y cristianas realizan sus respectivas Entradas. Más de mil festeros participan en cada Entrada, pero son los capitanes y sus pajes los que acaparan la atención. El lunes 9, día de la pólvora, Crevillent se despierta con el sonido de los arcabuces. A primera hora de la tarde, tiene lugar la segunda parte de las representaciones de las embajadas: la Embajada al Rey Jaime I.

El martes 10, la Ofrenda Floral y la Procesión festiva en honor a San Francisco de Asís ponen fin a la última edición de esta fiesta que, como toda buena celebración valenciana, termina con fuegos artificiales.